Partos respetados.



¿A qué le llamamos "Parto Respetado"?


Parto respetado, es el nombre que recibe aquel parto que se enfoca principalmente en el trato respetuoso y digno hacia la mujer y a su cría, respetando y abrazando el proceso con sus tiempos naturales, utilizando la mínima cantidad posible de intervenciones necesarias, y haciendo hincapié por sobre todo en la comodidad y bienestar físico y sobre todo emocional de la parturienta.

¿Por qué es importante?


Gracias a los avances de la tecnología y de la medicina, hemos conseguido tener a nuestro alcance un sin fín de herramientas valiosas para el cuidado de nuestra salud. Pero al mismo tiempo, la globalización y la rapidez de estos avances, nos han hecho comenzar a abordar nuestros procesos fisiológicos desde una mirada enteramente física e institucionalizada, y nos hemos olvidado casi por completo del aspecto natural de dichos procesos.
Así es como ante cualquier situación, recurrimos a numerosos consultorios, análisis, chequeos y medicación.
Si bien es cierto que hay situaciones específicas que requieren de atención y cuidados especiales por parte de la medicina tradicional, es importante comenzar a entender que tanto el embarazo como el parto (en condiciones saludables), no son enfermedades y por ende no deben ser tratadas como tales.

Lo primero a tener en cuenta a la hora de hablar de partos respetados es que LA MUJER SABE PARIR Y EL BEBÉ SABE NACER. El cuerpo femenino está diseñado (y se prepara durante los 9 meses anteriores) para poder gestar y dar a luz a sus crías de manera  natural y sana, sin necesidad de asistencia ni intervenciones. Y el bebé está diseñado (y aunque no lo crean, así de pequeñito como es), para saber qué movimientos hacer y en qué momento preciso hacerlos para que el parto se desencadene y se desarrolle en buenas condiciones.

Partiendo de ésta base, enetenderemos entonces que en el caso de embarazos de bajo riesgo, la medicina no tiene por qué tomar un rol de control absoluto de la situación. No es necesario, e incluso, en la mayoría de los casos tampoco es saludable.
¿Por qué?
Porque para que el proceso pueda desarrollarse de manera sana, sin complicaciones, la mujer debe poder sentirse cómoda, segura, tranquila, y contenida emocionalmente en una atmósfera de confianza e intimidad.
Ésta última, veremos que es bastante difícil de lograr en una institución.

Pensemos en el parto como un acto sexual (porque de hecho, lo es).
Imagínense que tratan de hacer el amor en una habitación que no conocen, con luces blancas y brillantes iluminándoles el rostro, en un ambiente frío y ascéptico, rodeados de personas que tampoco conocen, que están observando, midiendo e interviniendo durante todo el proceso.
No nos resultaría muy sencillo, y mucho menos placentero.
Para poder tener un parto saludable, deberíamos poder tener todo aquello que nos procuramos a la hora de tener un encuentro sexual: Luz tenue, una atmósfera tranquila, un estado de relajación y confianza, y contención emocional.

Es por ésto, que a la hora de pensar en un parto respetado, podemos pensar en un parto en casa, como una de las opciones más viables para hacer del proceso una experiencia gratificante.

Si la mujer tiene la posibilidad de sentirse contenida, sostenida y cómoda; y puede tener la libertad de elegir cómo, cuándo, dónde y con quién parir, el proceso de parto se vuelve una situación mucho más sencilla, intensa, enriquecedora y placentera, tanto para ella como para su bebé.

Entonces, ¿Es imposible tener un parto respetado en una institución? No. En todo el mundo ha ido creciendo la tendencia a prestarle más atención al proceso del parto desde un enfoque más respetado y consciente. Y a lo largo de los últimos años, ha crecido la oferta de instituciones de poder tener un parto más fisiológico, menos intervenido, y con más apoyo emocional para las madres. 
No todas las instituciones comprenden la importancia de mantener un papel secundario y que sólo actúe cuando es necesario. Pero informándonos, podemos lograr encontrar instituciones más respetuosas que puedan abordar el proceso de forma más integral, ofreciéndonos aquello que necesitemos para sentrinos más libres y más cómodas a la hora de parir. 

¿Y qué pasa con las complicaciones?


La bendita pregunta que surge casi al instante a la hora de hablar de partos respetados. ¿Que ocurre si se elige un parto en casa y hay complicaciones? ¿Qué pasa si no contamos con el equipo médico para resolver cualquier cuestión que pueda presentarse?

Bien. Parto respetado no es sinónimo de parto ignorante ni de parto inconsciente.
Es necesario entender que las mujeres que eligen esta opción no están locas ni tienen la intención de ponerse en riesgo a sí mismas ni a sus crías. Es importante elegir personal capacitado y experimentado en este tipo de acompañamiento para poder sentirnos tranquilas y seguras. Pero en la mayoría de los casos, cuando el embarazo es de bajo riesgo y no hay complicaciones, no es necesario estar en una institución médica conectadas a cientos de máquinas para asegurar nuestra salud. 
Basta con tener a una persona lo suficientemente consciente y responsable, que tenga los conocimientos necesarios para resolver una emergencia. 

De todos modos, siempre que se elige un parto en casa, se elige también un "plan B". Es decir, se elige una institución a la cuál nos trasladaremos en caso de que la complicación no pueda ser resuelta por el profesional que nos está acompañando. 
Y por otro lado, debemos entender, que si bien las complicaciones existen, hoy en día contamos con las herramientas para poder hacernos los chequeos previos necesarios, de manera que cuando llegue el momento del parto, la persona que nos asista podrá determinar cuál es la opción más segura en nuestro caso particular, teniendo siempre como prioridad, nuestro bienestar y sostén emocional.

¿Ésto significa que todas las mujeres deberíamos parir en casa?

No. No existe una fórmula mágica para parir. Todas las mujeres somos distintas. Venimos de vivencias y realidades distintas, con distintas posibilidades, distintos miedos y distintas herramientas. Es por eso que no hay una opción que se ajuste a todas y cada una de nosotras. Pero lo que sí me atrevo a afirmar, es que cada una debería poder elegir, dentro de sus necesidades y posibilidades, a la persona adecuada para que nos acompañe en este momento tan determinante en nuestras vidas, brindándonos todo el sostén, cariño y cuidados que necesitamos y merecemos.












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